El escenario macroeconómico atraviesa un periodo de luces y sombras como consecuencia del significativo endurecimiento de las condiciones monetarias en los últimos tiempos. Por un lado, las cifras de consumo y de empleo siguen mostrando una gran fortaleza, situándose las tasas de paro en el 6,4% y en el 3,8% en la Eurozona y EEUU, respectivamente, cerca de mínimos históricos. Así pues, economías como la americana o la española, más dependientes del consumo privado, han logrado crecer en lo que llevamos de año en términos interanuales un 2,1% y 1,8% respectivamente, muy lejos de niveles de recesión económica. Ahora bien, por otro lado, los indicadores de confianza de los empresarios se están viendo debilitados de manera continuada. Así pues, el PMI compuesto de la Eurozona se encuentra en zona de contracción económica, en niveles mínimos de casi los últimos tres años. Además, el comercio internacional también muestra debilidad y el último dato sitúa la evolución en un -3,2% interanual. Todo apunta a un periodo de menor crecimiento económico para los próximos trimestres.
La fortaleza mostrada por la economía americana en lo que llevamos de 2023 con el dato de crecimiento presentado en verano ha hecho que la rentabilidad del bono americano a 10 años se incrementara significativamente hasta el 4,8%, niveles no vistos desde 2007. Esto coincide en un momento en el que la inflación subyacente comienza a moderarse, debiéndose este movimiento principalmente a un incremento de los tipos reales a largo plazo. Por el efecto arrastre, más que por una buena evolución económica, el bono alemán a 10 años ha tocado niveles del 2,9%, máximos de 16 años, y el español 3,9% máximo de 10 años. Recordar que estos repuntes de la rentabilidad de los bonos provoca un descenso paralelo de la valoración de los bonos mantenidos en cartera, por lo cual la rentabilidad de los fondos de renta fija está siendo de nuevo muy complicada en este ejercicio.
En lo que respecta a la inflación, EEUU ha presentado el dato de inflación subyacente, que sigue su tendencia de mejora y sube un 0,1% mes contra mes, dejando por tanto atrás las altas subidas de precios. En el caso de la Eurozona, que mejora a un ritmo inferior, la inflación interanual del mes de septiembre ha sido del 4,3%, mínimo de dos años, y la subyacente del 4,5% frente al 5,3% anterior. Esto, unido al hecho de que los tipos reales en EEUU sean los más elevados desde 2008, lo razonable sería esperar que no se requieran mayores subidas de tipos de interés, o al menos estas subidas estén muy cerca del final. Cabe esperar que los bancos centrales se centren en reducir sus balances, que fueron muy incrementados durante la crisis sanitaria del COVID-19.
Los datos de inflación siguen mejorando pese al importante repunte que han experimentado los precios del gas (+40% aprox. desde julio) y el petróleo (+12% aprox. en tres meses), consecuencia de la extensión de los recortes de producción de la OPEP y de algunos sucesos aislados producidos en campos de gas muy relevantes en Australia. Adicionalmente, el ataque producido en Israel a principios del mes de octubre aporta aún más incertidumbre al mercado energético.
Otro mercado que preocupa dado su enorme tamaño es el sector inmobiliario, puesto que el vertiginoso incremento de los costes financieros ha hecho que el volumen de operaciones hayan sufrido un retroceso considerable, así como el precio de los activos, si bien existen grandes diferencias por geografías.
En cuanto a los mercados financieros, los inversores están asumiendo riesgos y esto se refleja en la buena evolución de los índices de renta variable y de renta fija high yield. Así pues, el Eurostoxx50 y el S&P500 cerraban el trimestre con rentabilidades del 10,04% y del 11,68% respectivamente. Por su parte, el Ibex 35 subía un 14,5% en el mismo periodo, apoyado por una mejor evolución relativa del sector bancario. Como indicábamos, en la parte de renta fija, el mejor comportamiento ha venido por parte de los bonos de mayor riesgo (high yield) que de media han tenido revalorizaciones de entorno al 5%, frente a rentabilidades cercanas a 0% de los bonos de mayor calidad (investment grade).
En este contexto de incertidumbre y desaceleración económica, nuestros principales planes de previsión terminaban el trimestre con rentabilidades positivas del +7,5% para el plan de renta variable, del +1,6% para el plan de renta fija y del 3,8% para nuestro plan mixto, ligeramente por debajo de los índices debido a su posicionamiento más conservador y de mayor calidad de sus inversiones, como así se demuestra especialmente en años negativos como 2022.