En el mes de junio el BCE realizaba su primera bajada de tipos de interés de los últimos 8 años. Ahora bien, a pesar de que los últimos datos de producción industrial publicados por Alemania y Francia han sido negativos, los pronósticos para la economía de la Eurozona son mejores que meses atrás. En la actualidad se espera un crecimiento para 2024 del 0,9%, por encima de las estimaciones del 0,6% proyectadas en marzo. Los PMI compuestos se sitúan en niveles de expansión, llegando a niveles muy positivos de 56 en el caso de países como España. Por otro lado, y teniendo en cuenta que el consumo representa el 50% de la economía, es importante mencionar el viento de cola favorable que supone el hecho de que los salarios en Europa presentan crecimientos reales positivos, lo cual previsiblemente empujará el consumo. La inflación e inflación subyacente de la Eurozona en junio 2024 se encuentra en niveles del 2,5% y 2,9%, respectivamente, cada vez más cerca del objetivo del 2%. En este contexto no parece que el BCE tenga demasiados incentivos a reducir los tipos de interés de manera agresiva.
En el caso de EEUU, tras los fuertes datos de crecimiento publicados en 2024 relativos al último trimestre de 2023 (+0,8% trimestral, esto es más de un 3% anualizado), parece que la economía está entrando en una fase de menor crecimiento al tenor de los últimos datos conocidos. El crecimiento en el primer trimestre del año se revisó a la baja hasta el +1,3% anualizado, muy penalizado por el consumo. Las ventas minoristas en términos reales decrecen frente al año anterior. En cuanto al empleo, pese a que no son datos preocupantes, es cierto que los últimos datos muestran cierto enfriamiento del mercado laboral. Por el lado de la inflación, el PCE subyacente sigue su senda bajista hasta el 2,6% actual.
Con consecuencia de lo anterior los inversores han elevado ligeramente las probabilidades de que se produzcan bajadas de tipos en EEUU, y durante el segundo trimestre del ejercicio la rentabilidad del bono americano a 10 años retrocedió desde el pico del 4,70% marcado en abril, para cerrar el trimestre con una rentabilidad del 4,40%. El bono alemán seguía este movimiento, y cerraba el trimestre en niveles del 2,49%, frente a los máximos del 2,69% marcados en abril. No obstante lo anterior, las rentabilidades del bono americano y del alemán a 10 años se encuentran en niveles superiores al cierre del ejercicio 2023 en aproximadamente 50 puntos básicos, lo cual ha afectado de manera muy negativa a la evolución de las valoraciones de la renta fija, especialmente a aquellos bonos con duraciones más largas. Además, en el mes de junio, consecuencia del ruido político generado por las elecciones francesas, las primas de riesgo de los países periféricos, y especialmente la de Francia sufrieron un repunte considerable. Con este escenario, los bonos públicos europeos y los bonos corporativos de alta calidad perdían de media en el semestre un -3,5% y un -1,2%, respectivamente. En un entorno tan complicado, nuestro plan de renta fija ha logrado una rentabilidad positiva del +1,09% invirtiendo en bonos de elevada calidad crediticia gracias a su posicionamiento defensivo en cuanto a duración.
Por contra, los activos que han funcionado especialmente bien durante este primer semestre han sido los bonos high yield (bonos basura), que se anotan unas ganancias del +3,2% en el año, y las acciones. En el caso de la renta variable, como venimos comentando en trimestres anteriores, su evolución ha sido muy heterogénea. En el lado americano, el índice S&P500 finalizaba el semestre con una rentabilidad positiva del 18,2%, si bien la mayor parte de la rentabilidad procede de las grandes compañías tecnológicas americanas como Nvidia (+150% en el año), Microsoft (+20%), Meta (+40%), Amazon (+30%) o Google (+30%). Únicamente estas 5 compañías, sobre un total de 500, representan el 27% del índice americano. Sin embargo, si intentamos analizar de una manera más realista la evolución de las compañías americanas tomando de referencia del S&P 500 Equal Weighted, es decir, donde cada una de las 500 compañías representan el mismo porcentaje en el índice, las ganancias serían de tan sólo el +4%. Por el lado de las pequeñas compañías, el índice Russel 2000 obtenía unas ganancias del +1%. Todo esto es el reflejo de la gran complacencia que impera en los mercados, con unos inversores concentrando sus posiciones en un número reducido de acciones al calor del avance de los precios, independientemente de sus valoraciones. En Europa el Eurostoxx 50 cerraba con una rentabilidad en el año del +8,2%. No obstante, ha existido también una gran dispersión en las rentabilidades. El índice europeo de compañías de consumo estable Stoxx 600 Industry Consumer Staples, compuesto por compañías de gran calidad como Nestlé, Danone o Unilever, retrocedía un -2,8% en el año, y el índice Stoxx 600 Utilities obtenía una rentabilidad negativa del -6,3% en el año. En el mercado doméstico el Ibex 35 se anotaba un +8,3% en el año, capitaneado por los bancos que representan un tercio del índice. En el caso de nuestro plan Surnepensión Renta Variable, el hecho de estar sobreponderado en aquellos sectores de carácter más defensivo e infraponderado en sectores cíclicos como el bancario, ha hecho que finalice el trimestre con una rentabilidad del +2,2%, por detrás de los principales índices. Justamente, este habitual posicionamiento más conservador de nuestro plan ha hecho que en el largo plazo se consiga batir a los índices de manera consistente, haciéndolo especialmente bien relativamente en periodos muy negativos como fueron 2018 o 2022. Mantenemos nuestra visión a largo plazo, intentando no caer en el riesgo de correr detrás de los mercados.
A nivel político se han producido noticias relevantes a ambos lados del Atlántico. En Europa, si bien la extrema derecha francesa finalmente no ha conseguido obtener mayoría de diputados en la Asamblea General, ha logrado duplicar los votos obtenidos respecto a los resultados de las últimas elecciones legislativas. Se trata de una tendencia al alza que pone de manifiesto la posibilidad de que en las próximas elecciones presidenciales Marine Le Pen se convierta en la futura presidenta francesa. Recordemos que el partido RN de Le Pen aboga por llevar a cabo una revisión de la Unión Europea y todo lo que le rodea, algo que dotaría de gran incertidumbre a los mercados. En el caso de EEUU, en junio se celebró un primer debate entre Trump y Biden, donde el candidato demócrata quedó muy mal parado debido a su evidente mal estado físico, lo que ha hecho que las probabilidades de una vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca se incrementen exponencialmente. En ese hipotético caso, el déficit público, una posible salida de la OTAN, el mercado energético, o las medidas arancelarias se convertirán en temas de actualidad que dotarán de mayor incertidumbre a la economía.
De cara a la segunda parte del año, además de la actuación de los Bancos Centrales, será importante ver cómo evolucionan los acontecimientos políticos y el impacto que puedan tener en temas tan relevantes como el panorama geopolítico y la evolución de los déficits fiscales de los países.