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La suma asegurada del seguro de vida: las claves

26 Febrero 2024
Madre disfrutando con su hijo en una playa

La contratación de un seguro de vida suele ser un momento importante por diversas cuestiones.
Fuente: IATI

En primer lugar, debemos afrontar la cruda realidad de que nuestra vida tiene un final y que desconocemos su fecha de caducidad. En otras sociedades, este se considera un tema asumido, pero por algún motivo, en España la muerte es todavía un asunto tabú.

En segundo lugar, deberemos tener claro que la vida va a continuar sin nuestra presencia, el mundo no se va a detener y las personas de nuestro entorno tampoco.

En ese punto cobra importancia el seguro de vida y nos deberemos hacer algunas preguntas: ¿hay personas que dependen económicamente de nosotros?, ¿cómo les va a cambiar la vida si no estamos?, ¿queremos protegerles para que su vida sea lo más parecida posible a la actual? y, consecuentemente, ¿cuánto dinero hace falta para eso?

Posiblemente la primera reacción intuitiva sería dar un importe que nos parezca suficiente y en números redondos, ¿100.000?, ¿400.000? o ¿1.000.000?, pero está claro que esa es una respuesta muy poco fundamentada. Deberíamos empezar por valorar nuestra situación personal y familiar: edad e ingresos de nuestra pareja, número y edades de nuestros hijos, nivel sociocultural de la familia, volumen de ahorros, volumen de deudas, nivel de cobertura de las deudas, volumen de gastos familiares, seguros ya contratados, protección social esperada y evidentemente, nuestro nivel de ingresos.

La edad y formación de nuestra pareja nos marcará el tiempo que va a permanecer laboralmente activa y sus ingresos determinarán hasta qué punto va a poder afrontar a solas las cargas económicas de la familia. Los casos en que la pareja no esté trabajando y tenga una edad avanzada limitan mucho la posibilidad de contar con ingresos por su parte, lo que incrementará la necesidad de cobertura.

El número y edad de los hijos será un hecho determinante, pues va a marcar el tiempo en el que la familia va a tener personas dependientes económicamente y el número de ellos, teniendo en cuenta también el nivel sociocultural de la familia que condicionará las expectativas de formación que queramos cubrir. Aquellos padres con estudios universitarios suelen querer que sus hijos también alcancen su nivel académico, por lo que debemos contar con que habrá que sustentar económicamente a éstos hasta el final de su carrera o incluso durante un posgrado o un máster. Adicionalmente veremos cómo puede cambiar el nivel de gastos en la formación en sus primeras etapas frente a los estudios superiores y también si la intención es garantizar la asistencia a centros privados o incluso en el extranjero.

El volumen de ahorros acumulados permitirá rebajar las necesidades de cobertura. Por el contrario, el volumen de deudas incrementará la necesidad de protección económica, si no están cubiertas. En muchos casos las deudas hipotecarias estarán garantizadas en todo o en parte por un seguro de vida, lo que resolverá una parte del coste recurrente de la familia, pero no siempre es habitual la existencia de dicha cobertura para otros tipos de préstamos, como los personales o al consumo.

 

ACTIVOS FINANCIEROS DE LAS FAMILIAS ESPAÑOLAS
Saldo en millones de euros

El volumen de gastos medios de la unidad familiar se utiliza para medir la necesidad de recursos económicos y al tiempo puede ser un recurso muy útil para detectar gastos superfluos que podrían reducirse. Algunos expertos indican que, con carácter general, las familias con ingresos medios pueden rebajar hasta un 20% sus gastos, sin que ello suponga una pérdida considerable de bienestar.

Por último y posiblemente como punto más determinante deberemos valorar la comparación entre nuestros ingresos recurrentes y el nivel de protección social esperado. En función de diversos factores la pensión de viudedad supone, con carácter general, el 52% de la base de cotización del trabajador, mientras que las pensiones de orfandad generan únicamente el 20% de la misma (y con determinados límites). Con esta protección social encontraremos importantes diferencias entre distintos tipos de trabajadores y situaciones familiares. Una pareja sin hijos en la que únicamente trabaja el asegurado tendrá, con carácter general, una desprotección del 48%, siempre que la base de cotización se corresponda con los ingresos del fallecido. La situación se agrava en caso de que éste sea un trabajador autónomo con cotización por la base mínima (muy inferior a sus rendimientos netos reales) o, por ejemplo, un trabajador por cuenta ajena con la base de cotización limitada al máximo por sus elevados ingresos.

La combinación de todas estas cuestiones sobre los gastos, ingresos, tiempos y personas nos ayudará a encontrar el “importe” que debe cubrir el seguro de vida. Obviamente, dichos factores suelen evolucionar (al alza o a la baja), por lo que es muy necesario contar con un especialista que nos ayude a adecuar el nivel de cobertura a nuestras necesidades reales de cada momento.

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