Los riesgos personales y especialmente el riesgo de muerte, cambian en el tiempo por diferentes motivos, en muchos casos por la propia evolución de la sociedad. Basándonos en las estadísticas del INE apreciamos como el progreso de la sociedad española en el siglo XXI ha incidido las causas de mortalidad, en algunas ocasiones de forma positiva y, en otras, negativa.
Dejando aparte el COVID19 como causa excepcional que hizo pasar las muertes por enfermedades infecciosas y parasitarias de una media por debajo de 7.000 defunciones anuales entre el año 2000 y el 2019 a casi 81.000 en 2020 y 46.000 en 2021, podemos encontrar variaciones significativas en las causas de mortalidad, que se puede explicar por diferentes factores:
- La investigación en medicina y la prevención como primeros factores que incrementan la esperanza de vida y reducen la mortalidad, como por ejemplo en el caso de VIH que pasa de su máxima incidencia con 5.551 defunciones en 1995 a 304 en 2021 dejando la consideración del SIDA en una enfermedad crónica en lugar de letal.
- Otro tipo de factores como las campañas de prevención, acciones formativas, políticas coercitivas (radares, multas o carné por puntos), mejoras viarias y mejoras tecnológicas en los vehículos han reducido a una cuarta parte las muertes anuales por accidentes de tráfico en lo que va de siglo, pasando de 6.098 defunciones en 2020 a 1.599 en 2021. En este caso se mantiene casi de forma invariable la proporción de 80% de hombres frente al 20% de mujeres, aunque sí se perciben cambios en las franjas de edad, donde encontramos que en el año 2000 las defunciones se producían principalmente en la franja de 20 a 24 años de edad mientras que en 2021 las franjas con mayor mortalidad son las situadas entre 45 y 59 años.
- Uno más de los factores a valorar que está adquiriendo mayor peso en la opinión pública y se está convirtiendo en una de las preocupaciones sociales más relevantes es la salud mental. La sanidad pública española tiene una falta de recursos respecto a la media europea (6 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes, frente a los 18 por cada 100.000 que tiene como media la Unión Europea). Esta problemática se refleja en el aumento de mortalidad por suicidio, donde por primera vez en España se supera la cifra de 4.000 defunciones en 2021. También puede observarse como las franjas de edad afectadas en la mortalidad por suicidio varían con el tiempo, siendo las más afectadas en el año 2000 los grupos de 25 a 39 años y de 65 a 79 años, mientras que en 2021 las franjas con mayor incidencia son de 40 a 65 años.
- También aparecen nuevos factores a estudiar como son los efectos del cambio climático, y específicamente las altas temperaturas, donde España alcanza en el verano de 2022 (de 30/05 a 4/09) un total de 11.324 muertes atribuibles al calor, siendo el segundo país de Europa tras Italia en total de defunciones y el tercero en mortalidad con 327 fallecidos por millón de habitantes. El estudio de Instituto de Salud Global de Barcelona relaciona los fallecimientos con la variación de la temperatura media que en España ha supuesto un incremento de +2,11 grados centígrados en el periodo 1991-2020. Lógicamente la edad es un agravante frente a este riesgo siendo la franja de mayores de 80 años los más afectados con 3.273 fallecidos por millón de habitantes. Como reacción a la estos efectos, se aprueba en España en julio de 2023 la creación del Observatorio de Salud y Cambio Climático (OSCC), “un nuevo organismo que nace de la necesidad de abordar transversalmente el impacto que el cambio climático tiene sobre la salud” según la nota de prensa del Ministerio de Sanidad.