A pesar de que normalmente los autónomos "creen" que no sufren accidentes o padecen enfermedades que les impidan cumplir con sus compromisos en su actividad económica, las estadísticas de la Seguridad Social nos indican lo contrario, ya que alrededor de 300.000 autónomos han estado de baja laboral en los ocho primeros meses del 2023, con una media de 94 días.
La incidencia media de las bajas suele ser menor en los afiliados al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (en adelante, RETA) que la cifra que encontramos en el Régimen General, pero, por el contrario, la duración media de las bajas es superior.
Una vez caído el mito de la invulnerabilidad del autónomo (tampoco son "inmortales" y, en consecuencia, también les pueden "pasar cosas"), el siguiente paso es valorar las consecuencias económicas que una baja en su actividad pueda generar en su ecosistema personal y familiar.
En consecuencia, habrá que ver cuál es la disminución de los ingresos que le puede suponer, teniendo en cuenta que la prestación de la Seguridad Social estará referenciada a la base reguladora (cotización mensualizada), por lo que, si el autónomo opta por una base situada muy por debajo de sus rendimientos netos mensuales, los importes a los que tendrá derecho se reducirán en esa proporción.
Todo ello le significa al autónomo un conjunto de vulnerabilidades que hay que tener en cuenta.
- Las bajas de corta duración por la falta de protección de los tres primeros días y la desprotección del 40% de la base de cotización durante más de medio mes, penalizan fuertemente este tipo de bajas. Por ejemplo, una baja de 21 días, a pesar de que la base de cotización corresponda con los rendimientos netos medios del autónomo, provoca una descobertura de casi la mitad de sus ingresos.
- La discrecionalidad del sistema con las bases de cotización (desde enero de 2023 con nuevos límites) ha supuesto que más del 80% de los autónomos lo hagan por la mínima, lo que supone una muy relevante desprotección. Por ejemplo, un autónomo con rendimientos netos medios de 3.000€ y en base mínima durante el 2024 tendría una descobertura de casi el 75% en una baja de dos meses.
- Los supuestos en los que los ingresos se sitúen por encima de las bases máximas, ya que incluso con niveles máximos de cotización se va a tener un cierto nivel de desprotección. Por ejemplo, la máxima protección del sistema público que obtendría un autónomo con rendimientos netos mensuales de 7.000€ sería del 42% en una baja de tres meses.
Ante este escenario, los productos aseguradores de cobertura de la Incapacidad Temporal (la baja) son el complemento necesario para los afiliados al RETA y, en especial, para aquellos:
- Que cotizan en base mínima según sus rendimientos.
- Con rendimientos por encima de la base máxima.
- Sin una estructura de colaboradores que puedan afrontar el negocio en su ausencia, por lo que su periodo de baja representará una pérdida de ingresos. La situación será incluso más agravada cuando tenga colaboradores que no puedan sustituir su tarea durante la baja.
- Con responsabilidades personales familiares, sin respaldo de los ingresos de otros miembros.
- Con compromisos laborales que requieran la contratación de terceros para evitar penalizaciones.
La continuidad de la actividad económica y el bienestar personal y familiar de los autónomos bien merece una reflexión, de la mano de un especialista, sobre si es o no razonable contar con aquellas estructuras de protección (seguros) que los mismos quieran o puedan disponer en cada momento.
