Si en el segundo trimestre era el BCE quien iniciaba sus bajadas de tipos de interés ocho años después, el 18 de septiembre fue la FED quien comenzaba los recortes, la primera desde aquel recordado mes de marzo de 2020. Ahora bien, estas bajadas de los tipos de intervención, en mayor o menor medida, eran ya conocidos por el mercado. Lo que agitó los mercados en el tercer trimestre fue el mal dato de creación de empleo publicado por EEUU en agosto, muy por debajo de las expectativas de los analistas, que unido a unos datos de ISM manufacturero muy débiles, y una inflación ya mucho más controlada, avivó los temores de una recesión económica más profunda de lo esperado. Como consecuencia, los inversores pasaron a descontar unas bajadas de tipos de interés mucho más agresivas para los próximos meses, lo que provocó una fuerte caída de las rentabilidades de los bonos, viéndose por tanto favorecidas las valoraciones de los mismos. Así pues, la renta fija europea invetment grade, que acumulaba pérdidas en el año hasta la mitad del ejercicio, se dio la vuelta, obteniendo el índice Bloomberg Euro Aggregate unas ganancias acumuladas en el año del +2,49% a cierre del trimestre.
Nuestro plan de renta fija, con una posición muy conservadora centrada en el tramo corto de la curva de tipos de interés y con una exposición al riesgo de crédito muy reducida gracias a la excelente calidad crediticia de sus inversiones, ha conseguido obtener una rentabilidad acumulada en el año del +2,56%, y además con una volatilidad significativamente inferior que la de los índices. No obstante lo anterior, esta incertidumbre fruto de los datos económicos publicados no se refleja en la evolución de los activos de mayor riesgo, como demuestra el hecho de que los diferenciales de crédito siguen en mínimos, lo que hace que los bonos de peor calidad, obtengan rentabilidades de entorno al 7% en el año.
Lo mismo ocurre con las primas de riesgo, como es el caso de España, cuyo diferencial con el bono alemán se situaba entorno a los 80 puntos básicos a cierre de trimestre, cuando hace un año rondaba los 110 puntos. Una situación de ampliación de diferenciales de crédito o de las primas de riesgo hasta niveles normalizados, contrarrestaría los beneficios de una hipotética bajada de la curva de tipos. Por el lado de la renta variable, si bien durante el trimestre se produjeron eventos de volatilidad consecuencia de esa percepción de empeoramiento macroeconómico, los principales índices siguen con evoluciones muy positivas en el año.
Un ejemplo de esta volatilidad fue que el Eurostoxx50 cayó más de un 6% en la primera semana de agosto ante el temor de un debilitamiento de la economía global al tenor de los datos que procedían de EEUU. Otros sectores como el de consumo estable, rezagado en el año, se vio favorecido de este movimiento. El Stoxx Europe 600 Industry Consumer Staples, que incluye las compañías europeas de consumo estable se revalorizaba un 5,5% en el trimestre, mientras que el Eurostoxx50, finalmente avanzaba un 2,2% en el mismo periodo. Nuestro Plan de renta variable, continua con la recuperación favorecido por el mejor comportamiento relativo de los sectores más defensivos, y avanzaba un +3,74% en el trimestre.
Por último, en los próximos días se celebrarán las elecciones americanas, cuyos resultados tendrán un impacto significativo en cuestiones relevantes para los mercados financieros como son el déficit fiscal. Pese a que el programa de Donald Trump incluye, al igual que en 2016, políticas fiscales expansivas, habrá que ver si realmente podrán ser ejecutadas, pues la situación de deuda pública y déficit fiscal estadounidense es significativamente más delicada de lo que era en 2016. Otros asuntos relevantes serán las decisiones que tome el nuevo gobierno en materia de geopolítica, o en cuanto a las relaciones comerciales internacionales.