El riesgo personal, la protección de la unidad familiar y mantener el nivel de vida en el momento de la jubilación son preocupaciones que frecuentemente nos planteamos y que representan una incertidumbre con respecto a nuestro futuro.
Gracias a nuestro esfuerzo la familia disfruta del bienestar que se merece. Hemos conseguido un nivel de vida que debemos mantener e incluso mejorar en lo posible, por todo ello, la protección frente a las eventualidades que pueden poner en peligro las expectativas de nuestra familia es prioritaria para poder vivir con tranquilidad.
Los riesgos son muchos: fallecimiento, invalidez o incapacidad del cabeza de familia, o de ambos componentes de la pareja, una enfermedad, un accidente… Sus consecuencias representarían, caso de producirse, serios inconvenientes para la unidad familiar que podemos resumir en:
- El aumento de los gastos en caso de Invalidez, Incapacidad o Enfermedad (tratamientos, prótesis, estancias en hospitales, especialistas…)
- La continuidad de los estudios de los hijos y el mantenimiento de sus expectativas en el futuro.
- La viabilidad y continuidad de los negocios familiares.
- El pago de los impuestos y derechos por la transmisión del patrimonio.
- La condonación de las posibles deudas existentes.
- La insuficiencia de las pensiones públicas, de viudedad y/o orfandad,
- Disminución de los ingresos en caso de Incapacidad laboral.
- ... y muchas otras consecuencias.
Todo ello puede comprometer de forma evidente e importante el presente y el porvenir familiar.
También preocupa especialmente la prestación pública de jubilación, las famosas pensiones, dado que difícilmente alcanzarán el nivel de los últimos ingresos en activo. Debemos tener en cuenta que la tendencia actual vienen marcadas por los siguientes factores:
- Las aportaciones no se invierten a favor nuestro sino que financian las pensiones de los jubilados actuales y es el estado quien determina los incrementos o bjajadasde las pensiones, con lo que dejamos nuestro futuro en manos de un Estado que a día de hoy no ha afrontado el problema demográfico que hace el sistema actual inviable.
- Crece el número de jubilados con respecto a las personas que cotizan lo que produce una incertidumbre de cara al futuro.
- La tendencia es la de favorecer las rentas bajas en detrimento de las medias y las altas que se situarán en muchos casos por debajo del 50% respecto a los últimos ingresos.
Por todo ello se hace imprescindible invertir en beneficio propio para paliar la incertidumbre y prever el futuro en base a los huecos o déficit de las coberturas públicas.
Nuestra recomendación es invertir en protección mediante seguros de calidad, sin tener que pagar grandes cantidades de dinero, y en un buen plan de jubilación que garantice lo más posible una rentabilidad, cuando menos, superior a la inflación. Conviene recordar esto porque estar asegurado no es lo mismo que estar protegido, hoy en día han surgido multitud de seguros (principalmente por parte de los bancos y entidades financieras) realmente competitivos en precio pero claramente decepcionantes cuando llega la hora de hacer frente a las coberturas ofrecidas.